sábado, 8 de septiembre de 2007

El placer de subir.


El placer de subir

Alguien me dijo una vez: si dices que subes sin importarte el grado mientes. Siempre querrás superarte.

No estoy de acuerdo con eso, pero debido al escaso número de quintos en Tenerife, la verdad es que llega un momento que se convierte en una necesidad. O consigues meterle mano a los sextos o tienes las vías contadas para poder disfrutar de ellas.
Para mí personalmente el arte de escalar es el arte de disfrutar.

Yo en la piedra disfruto superando mis límites personales, independientemente del grado. Se que para muchos el subir su grado es su principal motor o el ganar una compe. Cada uno busca su forma de disfrutar de su deporte como su cuerpo y su mente le da a entender.
Disfruto más subiendo que llegando.

Nueve treinta más o menos, hay que aparcar, bajar, coger los matules, empezar a caminar, mirar como está el ánimo de ese día y buscar la vía.
Siempre con esa voz de fondo, ¡de primero, subes de primero! Bien bien Sra. presidenta de primero subiremos.

Me acerco a la pared, no pienso en la reunión, soy pesimista por naturaleza, si pensase en ella no llegaría nunca.
Pies de gato, magnesera abierta, el ocho peinado como para la primera comunión, “alguien ya me ha puesto las Express en el arnés, lo llevo todo miro para mi aseguradora, me devuelve la mirada esta vez inquisitiva.
Voy de primera mi sudor, se apaga con el magnesio de mis manos y por fin escucho el clic de la cuerda en el mosquetón, algo más arriba me quedo bloqueado no hay nada, nada para agarrarme y mis brazos me comienzan a hablar, a gritar más bien. O buscas o vuelas tú decides.
Busca, busca para los pies, pruébalo todo por pequeño que sea. Por insignificante que parezca. Uff gracias esta vez hemos escapado, por fin consigo que mis pies soporten el peso de mi cuerpo, me balanceo emulando a los grandes, pillo una lateral. Tiemblo como una rama seca.
Esta vez lo he conseguido, estoy por fin en la reunión. Miro para abajo y con la mirada cómplice agradezco a mi asegurador que vele por mí, también miro a la piedra si la vía me ha gustado beso la roca sino simplemente me despido y le agradezco que me dejase subirla.

Al pisar tierra firme otra vez todo son risas y comentarios tenias que haber hecho esto o lo otro.
Solo queda pillar agua de alguna mochila ajena y sentarme tranquilamente con un papel de fumar y el señor manitu . Mi mirada se pierde visualizando nuevamente la pared. Miro a mí alrededor y me gusta lo que veo: amigos, piedra, cuerdas, buenos sentimientos en una palabra.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me ha llegado un comentario de alguién a quién aprecio, que me hará replantearme algunas cosas.
Gracias.