Primera de primero

Un tal día como hoy un muchacho avispado e inquieto se adentraba aún más ha experimentar su primera escalada de primero donde las pulgas quedaron patentes en mi piel, pero esa es otra historia.
Andaba él un tanto temeroso ante tal osadía, uf, ir sin cuerda por arriba, meter la exprés, pasar la cuerda, ¡parecía imposible!, pero una vez dispuesto con las manos manchadas de magnesio se acercó a la roca y se dispuso a trepar a la sombra del barranco, subió con cautela, mientras los que allí estábamos le alentábamos ¡¡sube los pies!!, no des pasos tan largos, confía en el gato!… y poco a poco subió con alguna “moto” de por medio, y lo que parecía difícil se convirtió en un “miedo encogido” que a día de hoy sigue disfrutando y saboreando con cada ascensión.
Recuerdo lo poco que se fiaba del material, cuando estando ya anclado a la reunión
no quería quedarse colgado de ésta, si soltaba una mano, enseguidita agarraba el tablón con la otra ¡quién lo diría! cuando ahora según rapela confía totalmente en su machars para poder trabajar con ambas manos, ¡¡Enhorabuena!! por dejarte llevar por la brisa del barranco, por los largos silenciosos, por las fisuras que te esperan, por los colores de la roca, por esos momentos de risa, de charla, de tabaquito compartido, je,je, por soñar con la montaña.
Recuerda que tu haces pasión tocar el magnesio.
¡¡Felicidades moreno por ese primero!! y gracias por ser,

mi cordada imposible.