Nos levantamos temprano, desayunamos y nos fuimos al Roque.
Después de pasear un largo rato empezamos a subir, echando un vistazo al croquis de vez en cuando, se ve que ese día estábamos algo ciegos, porque al final nos salimos del croquis, y bastante. Haciendo una serie de eses que realmente pues… entendíamos que era lo correcto.
Al final del segundo largo, nos quedamos sin agua y el sol no perdonó, el calor era asfixiante y nos pasó factura, demasiada, en la penúltima reunión, estábamos totalmente muertos. De hecho sólo pensábamos en una botella que habíamos dejado en la base.
Totalmente muertos de sed, firmamos en cumbre y nos pusimos a buscar el rápel de bajada.
Fue en el segundo donde nos volvimos a equivocar, bajando demasiado a la izquierda, al final nos encontramos montando en un brezo y en puente de roca, para descender hasta la base con las dobles, 60 metros más o menos. Pero no teníamos el día y la ley de Murphy fue implacable, la cuerda se enganchó.
Descansar otro poco, para remontar cuerda. Tan absortos estábamos en nuestro marrón que la noche nos vino a saludar.
- Sube tú, fue la frase de las tortugas.
Desde abajo Estefa, observaba la maniobra. Total que se remontó casi todo el largo, pero ya la noche nos envolvía. Así que para evitar males mayores nos dispusimos a pasar una noche del loro.
Después de algunas cabezadas apareció Pedro con su hijo (al cual habíamos llamado previamente). Así que el hombre del frontal, subió por la normal con otra cuerda hasta donde estábamos, montando el rápel por donde era, y pudimos bajar todos hasta la base de la escalera.
Día de escalada con decisiones acertadas y erróneas, con buena y mala suerte.
Error subir si agua prácticamente, y empeñarnos en hacer cima, acierto saber parar a tiempo, porque maniobras en la oscuridad y sin frontal, mal asunto. Mala suerte, la cuerda se trabó y no hubo manera de sacarla, además del calor en la pared, alrededor de 30º/ 32º.
Buena suerte a Pedro y a su hijo Pedrito, dos amantes de la montaña como pocos he visto. Gracias a los dos por echarnos un cable, sino hubiese tocado lo dicho noche del loro.
Y buena suerte también el tener a Estefa en la base organizando el tenderete, parece que todavía la escucho en la lejanía.
- ¡¡En el coche hay aquarius!!
Dicen que de sabios es reconocer errores para no volver a cometerlos, nosotros los reconocemos con la esperanza de no volver a caer en lo mismo, y agradecemos a Pedrito su escalada nocturna "El hombre del frontal" y a su padre claro está, asegurando a pie de vía. También a Estefa, observando la situación desde la base.
Al día siguiente tocó beber agua y cerveza como locos hablando y riendo todos sobre lo ocurrido el día anterior.
Y preparando la siguiente claro está. A la adherencia de Salamanca con Pedrito y repetición como dios manda de Rezo al Brezo además de probar la normal.
Por cierto primera ascensión nocturna al Agando por el hombre del frontal.
7 comentarios:
Las tortugas otra vez a la carga y, desde luego, no defraudan con sus aventuras, a cual más audaz.
Estas embarcadas son las que te aportan más experiencia, en todos los sentidos, más que cualquier cursillo o salida preparada de fin de semana. Aquí es donde se ponen a prueba aptitudes tanto o más importantes para un escalador que el grado. Hablo de la serenidad y la cabeza fría para reconducir una situación en la que parece que todo se alía contra tí. De la capacidad para tranquilizar a tu compañero e infundirle confianza en que todo va a salir bien, aunque, en el fondo, tú estés cagado de miedo, y ello porque en esos momentos te das cuenta de lo importante que es tu compañero de cuerda.
Vivencias intensas e inolvidables, de esas de forjan fuertes vínculos entre las personas, de esas que sacan lo mejor de cada uno ( véase la escalada nocturna de Pedro y su hijo para ayudar a unos compañeros escaladores que apenas conocían). Estos valores humanos son la otra cara de la escalada, tal vez la menos vista en los tiempos que corren, pero son, sin duda,los que más profundamente calan en el corazón de quienes nos empeñamos en subir montañas por el simple hecho de que están ahí.
Un fuerte abrazo a las tortugas y enhorabuena por su aventura. Qué envidia me dan. Muchas gracias a Pedro y a su hijo por ayudar a estos queridos colegas en apuros.Sois todo un ejemplo.
Y al Roque Agando decirle que no piense que con esta se va a librar de las tortugas pues son bichos cabezotas y seguro que prontolos veremos otra vez trepando por sus laderas. Espero poder acompañarles en esa ocasión.
Saludos.
Jaime.
En Septiembre estamos otra vez allí por si te apuntas.
Felicidades Tortugas por esa cumbre. Cuantas más experiencias acumulemos más aprendemos. Aunque la próxima vez tendran que ser liebres... o llevar más agua.
Un abrazo a Pedro Romero (Padre) y a Pedro Romero (hijo).
Con lo que madruga Pedrito le hicieron perder horas de sueño..., le habran pagado unas cuantas garimbas, digo yo?.
En el almuerzo estaba roto, de la trasnochada.
Dar gracias, a la gente que nos acompaña en este blog y nos apoya e indudablemente a Pedro y Pedrito por aportarnos más motivación si cabe por el mundo de la escalada y la montaña y dar gracias también a mi compañero de cordada por ese vínculo que nos une.
Un escachón para tod@s.
Eso es lo que tiene ir con tanto material a una via de IV, más lentitud y con doble cuerda de 60, un mayor riesgo de enganchones.
De todo se aprende.
Saludos y a seguir batallando
Muy bien, no todo es coger sombra en arico. En la montaña se suda, se piensa, se valora y al final siempre se disfruta.
A seguir escalando
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