A la sombra de una torre, se ve el Teide nevado.
A la sombra de una torre, se toma un sorbo de agua fresca.
Se camina, se rodea, se siente como cae encima de ti. También se escucha en silencio lo que a gritos nos quiere contar. Élla habla a susurros de las trepadas que se añoran.
La escalada empieza el día que surge en tú cabeza la imagen mental de lo que te gustaría hacer, el cómo, el dónde, el cuándo, y muchas otras cosas más, que vas ordenando poco a poco hasta que aparece un cuadro, una imagen irreal, un destello que te enciende la mirada.
Dibujas líneas usando gotas de sudor, sientes que crece la emoción, al tiempo que consumes un tabaco que se aleja.
A la sombra de una torre, planeas la luz. Sentado en una piedra sientes remolinos en la cabeza por lo que ha de llegar.
A la sombra de una Torre, se puede incluso
ver el castillo.
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