Las tortugas caminaban por aquel llano con sus yelmos en ristre, preparados para la batalla, siempre había un castillo que conquistar, una damisela que salvar o un dragón al que domesticar.
Esta vez el murmullo del viento les trajo los ecos de una torre que se vislumbraba a lo lejos.
¡Escudero! ¡allá nos necesitan!, prepara las armas, afila los fisureros, abrillanta a los “amigos” porque la batalla está próxima.
La recompensa tenía forma de reunión, de vistas inconmensurables del cielo azul. Esta vez habían vencido a las murallas de la Torre Negra, pero sólo esta vez.
Aunque en un momento de tranquilidad, cuando el humo del tabaco volaba sobre las almenas del Figueroa, un destello sobrevoló la cabeza de estos caballeros de armadura oxidada. Levantaron la vista al unísono y unas sonrisas picaras se dibujaron en sus mentes.
¡Allá! ¡Allá! sopla compañero,
No oyes el grito de la desesperación; por las leyes de la caballería andante, por el honor de todos los que nos precedieron, por el tributo que tenemos que presentar a los que sus vías abrieron, debemos de partir.
Tu mismo vete abriendo camino, estimado.
¡Rumbo al topo! Adelanteeeeeeeeeee………..
Sábado 18 de junio del año del señor de 2010.
El tiempo era excelente, la hora la apropiada y eso que siempre incluimos el tabaco de base, esta vez en la zapatilla y así vislumbrar lo que nos esperaba momentos más tarde.
Por fin llego la normal a la Torre Negra, después de infinidad de aplazamientos los astros se alinearon de tal forma que nos permitieron ascender esta preciosa torre.
Ni el dolor de estómago, ni el cansancio acumulado pudo impedir esta batalla. Las tortugas son “uno” en la pared.
Partiendo de la base y con unos leves cambios en la salida, marca de la casa, fuimos ascendiendo entre diedros y fisuras; primero a la izquierda, luego una pequeña travesía, alguna fisura, canalón, de vez en cuando algún clavo oxidado, testigo mudo de tiempos mejores y por fin cumbre.
El pasito “rojo” para asegurar el comienzo del canalón.
Reunión “semana santa” en cruz.
La piedra en general es bastante buena y la escalada se hace amena y entretenida, con algún pasito gracioso, sobre todo para entrar en el canalón, pero siendo observador se asegura con el “rojo” y luego pues lo típico a buscarse la vida por allí pa' arriba. La última parte es una trepada donde hay que tener cuidado con las piedras sueltas. Y por fin cumbre.
Tabaco con el Teide saludando, a la izquierda el sombrerito y sus chimeneas esperándonos y a la derecha el paraíso de Guajara con el Topo al fondo.
El descenso pues “lo típico” pequeño descuelgue hasta llegar a una reu desde donde se rapela, justo por detrás para volver a salir por donde entramos. ¡Si es aconsejable llevar un cordinito, que si no ayuda pues “ entretiene”!
3 comentarios:
Trepada muy guapa. Si señores.
Hombre!, por fin los tortugas se subieron al Figueroa.
Enhorabuena!!
Tan mal lo pasaron que la subieron de grado...?,
Hoy los discutimos en el bar.
saludos
Al contrario la es escalada fue de lo más agradable con un tiempo inmejorable, tú sabes que nosotros el tema de grados y líneas pues lo llevamos más o menos, de hecho en esta variamos el primer largo, rollito " por aquí mismo que yo no camino más".
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