Lo bueno si breve pues… II

Y con la música llegamos a Benasque, pasando por Riglos para hacer una fotito, para nosotros es como estrechar la mano de “la cordada imposible”

Después de un viaje “algo largo” por fin pudimos despegar los culos del coche. Por delante un par de días y nada claro. Así que igual que en la primera parte caminamos más que escalamos.

Vías de “garbancitos en el sector Sarrios de Remuñe", para tonificar y reafirmar el cutis. Eso sí como es habitual la vena masoca impera y nos fuimos el día que había alerta por temperaturas “si hay que transpirar se transpira, pero transpirar pa ná”.

Luego siguiendo los consejos de Luichy una vía muy recomendable en el valle de Remuñe L´antre Fafoer 300 m 6b. Después de un buen rato de pateo nos pusimos al pie de la vía observando lo evidente de su trazado, así que en ella nos metimos.

Con las reus montadas y algún que otro parabolt sobre todo en las secciones más extrañas, la vía no es difícil, unos largos de V algún IV, pasos en desplome 6b y casi al final una pequeña sección de 6a. Para rematar una subida III te deja en la zona de descenso y a caminar hasta la base.

Sobra decir que en el camino de bajada pues… pasa lo que pasa bajamos un poco por lo evidente de nuestra cabeza, teniendo que montar algún pequeño tenderete para llegar al suelo.

Como yo sólo hago V y la tortuga mayor estaba algo cansada mandamos a Miguelón en las secciones comprometidas las cuales después de un complejo baile de movimientos acerados lo solventó sin mayor problema.

Ambiente alpino, buen tiempo y casi soledad, ingredientes que hacen que una vía gane muchos enteros.

Estamos en Benasque, así que hay que ir al parque temático y por allí nos metimos, comprar pues más bien poco, a estas alturas ya no teníamos un duro, pero el paseo es el paseo.

Otra de las cosas que nos llamaba la atención era el Parque Natural de Aigüestortes. Tiene refugio más o menos cerca y el ambiente propicio para que las tortugas se explayen y la verdad es que no defraudó en absoluto. Vías de fisuras al borde de increíbles lagos, pequeños oasis de hielo salpicando la retina, chimeneas escalables y ya graduadas por doquier. Así que guía en mano nos pusimos a descubrir aquella zona. En algún momento de nuestras insignificantes vidas, nos gustaría volver a tocar sus paredes, a marcar las líneas con nuestras cuerdas, así que esperamos volver.

La siguiente escalada ya esta en la cabeza, que es donde empiezan las vías para las tortugas.