RUTA: Rte. Casa Carlos_ Cabeza Toro_Llano del Horno_Rte.
DURACIÓN: 2h
DIFICULTAD: Baja
RECORRIDO: Circular (no recomendada para niños, por su estrechez en algunos tramos)
Ya desde casa podía ver como Anaga aparecía envuelta con esas nubes que se incrustan entre sus montañas, pero aún así decidí ir a echar un vistazo.
A pesar de la bruma existente me adentré por este preciado bosque a la cual la neblina le dio su encanto.
La ruta parte desde el lateral derecho del Rte. Casa Carlos (situado al margen izquierdo bajando por la Ctra. Gral hacia El Bailadero), según pasamos la siguiente casa y descendemos encontraremos un cruce; hacia la derecha iremos hacia Afúr, de frente hacia Taborno y nosotros tomaremos la vereda de la izquierda (puede que no sea tan evidente en su comienzo), ésta va manteniendo su altura hasta llegar al primer depósito de agua que encontraremos en nuestro recorrido.
La vegetación reluce a pesar del día gris, puesto que el rocío realza el verdor y abrillanta toda la laurisilva, los helechos parecen haber crecido más y la Morgallana me acompaña en cada paso.
A la media hora aproximadamente del recorrido, encontramos una bifurcación, que por su izquierda sube hasta la carretera general de las Carboneras (3’) y la de la derecha será por la que proseguiremos. La vereda un tanto estrecha en algunos tramos nos guía hasta una casa que se encuentra en el límite entre monte público y privado, hasta la cual llega una pista, pero nosotros seguiremos por la senda (monte público), dejando el muro de la casa a nuestra derecha. A los diez minutos podremos ver la carretera a nuestra izquierda, nosotros avanzamos por el monte hasta Lomo Cabeza Toro que nos irá llevando en descenso hasta la carretera que habrá que cruzar para coger de nuevo justo enfrente (torreta eléctrica y poste verde de alumbrado) el camino hacia las casas del Río.
Pasamos por terreno agrícola y al finalizar las casas, tendremos que girar a la izquierda (foto anterior) donde encontraremos unas caravanas abandonadas, según las superamos buscar a mano derecha una pequeña vereda que nos lleva hasta el siguiente depósito de agua.
Inmediatamente después de pasar la valla de la pista de Las Hiedras sube una senda cuajada de hojarasca por la que deberemos ascender por un tiempo aproximado de unos diez minutos hasta llegar a la carretera general y una vez allí, bajar por ésta hacia la izquierda pasando por el cruce de Las Carboneras – Taborno. No es muy agradable caminar por piche, pero a penas son siete minutos hasta llegar al punto de partida.
A pesar de llegar con los bajos de los pantalones empapados por el roce de la vegetación, valió la pena oír las gotas de agua caer de los árboles cuando la brisa recorría sus copas, el revolotear de algún pajarillo, ver un bosque encantado, el click del regatón a mi paso, disfrutar del bello verdor de Anaga, porque así es, siempre merece la pena ir a sus montañas.
Tortuga
4 comentarios:
¿Eso cuanto tiene dos, cinco, siete kilómetros?
jajaja, dos, cinco, siete depende de cuando te des la vuelta. Esto me recuerda a ....jiji.
Yo creo que no era por ahí.
Jaime vamonos yaaa.
El animal salvaje siempre anda solo, es su naturaleza.
Publicar un comentario