Puff, 6c/C1 Roque Cano.

Seis y media de la mañana, los trazos  blancos del Cano nos vuelven a saludar cuando todavía la claridad no ha hecho acto de presencia. Leche, pan y mermelada visitan nuestros estómagos, preludio de un largo día .

Nos ponemos  en marcha, todavía queda el pateo de aproximación y llegar al lugar exacto por donde queremos subir.

Comienza la escalada por un largo de roca cuyo grado de descomposición lo bautizamos de una manera singular ¡Puff!, ¡Puff!. La roca en esta primera parte se deshace en las manos, así que la protección es cuanto menos delicada, largo de unos 30 metros con pocos seguros fiables nos dejan en la primera reu, donde un árbol hace de parabolt y de aquí partimos por el segundo largo que  recorre un pequeño diedro, también con mucha roca suelta e inestable. Lo malo es la reunión, cae en la vertical, así que alargamos el anclaje que nos une al punto central por si el asunto requiere algún esquive inesperado. Largo  delicado con paso duro al final y rocas sueltas. Aquí la Tortuga se emplea a fondo empleando todo lo aprendido tiempo atrás.

Al final, consigue por fin otro buen árbol donde acomodarnos y como era de esperar, también cae en la vertical de la siguiente placa/techo, donde tenemos puestas nuestras expectativas. Este se ve que es pariente del anterior porque discurre por pencas y algún que otro bloque mal encajado que nos dio un susto, de esos que te recuerdan donde estas y lo que haces. El siguiente paso duro esta al final donde para sortear un techo, hay que emplearse a fondo. Después de una concienzuda limpieza queda una perfecta reunión con pasamano incluido.

La idea era hacer travesía llegado a este punto, pero la imposibilidad de asegurar con unas mínimas garantías hace que volvamos para atrás y ataquemos de frente.

 

Después de unos diez metros  con algún paso complicado vemos que es imposible avanzar, porque los seguros brillan por su ausencia, pequeñas fisuras ciegas impiden que pongamos a prueba nuestros nervios en la adherencia. Gracias a un clavo se puede destrepar para volver a la seguridad de la reu, donde nuevamente se vuelve a intentar. Dejando por zanjado el asunto. No hay tiempo y no tenemos material para vivaquear así que optamos por coger el “escape” el cual por supuesto va en sintonía con el resto de la vía. Bosque enmarañado hasta salir al espolón donde pasos de V te recuerdan, que si se te va un pie, acabarás sentado en la cafetería de Vallehermoso.

 

 

Una hora y media después estábamos cresteando  el imponente Roque. La ineludible firma en el libro de cumbre nos recuerda que sólo tenemos un frontal para tres y que rapelar a oscuras  no apetecía, así que como almas que lleva el diablo conseguimos llegar a los rápeles donde la noche ya es total. Bien sujetos a nuestras dobles rapelamos  hasta tierra firme con la sensación de felicidad inacabada. Felicidad porque tenemos en mente un trabajo duro para nuestros cuerpos inexpertos con largos algo expuestos y pasos complicados  e inacabada por no poder terminar por donde queríamos, que era recto o casi, hacia cumbre.

 

 

Cada uno dio lo mejor de sí, asegurando, realizando pasos comprometidos, luchando con la vegetación, alguno con una sonrisa perenne en su rostro, otro con toda suerte de improperios como ya es habitual y la última que nombro, alma de la ascensión, en tono callado y con los nervios templados en la fragua de vulcano sin mirar nunca para atrás.

 

Lo siguiente fue visitar con César y Cristina la zona de Salamanca donde el Sr  Pedrito ha realizado obras de arte a golpe de adherencia. Siempre que lo vemos a parte de criticarlo por los alejes, esto ya un clásico, lo felicitamos por la belleza de las líneas allí creadas por él y por D. Pedro, el señor de la Gomera.

Lujo de  cordada en un roque único de belleza singular.

La escalada de aventura es otro mundo, otras sensaciones y otras recompensas.

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Versión  A Nuestra Puta Bola.

Pateo, pateo y pateo, por fin la base del Cano. Total que hay que destrepar, eso sí, después de mear, que además rima.

Un primer largo que bueno, etéreo, aunque la verdad luego hablando con César, creo que fuimos algo exagerados, el momento debe ser.

Ya metidos en faena nos tomamos con el segundo, buena repisa, pencas, todo suelto, Dulce sufriendo al final y David sacando fotos como un loco, mientras el que resta, esquivando tierra, palos, pencas, que también rima.

Luego atacamos el tercero, o mejor, enviamos al Titán de expedición. Se lo comió de esa forma tan personal que tiene  él, sonriendo de oreja a oreja,  ¡por cierto!, se dice, y luego se lanza la cómoda, no todo al mismo tiempo. Además llevamos lo último, un complejo sistema de walkies que sirvieron para alegar a becerrido limpio en esa pared.  Girigai de cuerdas para reunión potente. Vamos nosotros a por el techo, uf uf , ¡menos mal!¡ reunión!¡ fin!, David, de puta madre!!.

Siguiente largo, lo veo fácil,  yo, yo, yo, yo me lo hago. Joder! seré bocazas, escalada de puta madre,  pero para meter algo, nada de nada.  Llegado un punto, leo un cartel: Servisa, servicios funerarios y digo: mejor me bajo. El Titán releva y tampoco lo ve, así que la teniente O´nell nos lleva por el escape, también conocido como jungla de Borneo. Llegamos al espolón y toca cosita aérea, tipo Pinito de Oro. También escapamos con alguna cuerda de por medio.

Cumbre por fin, por cierto aparte del móvil ¡alguien se acordó de traer frontal!.