viernes, 26 de enero de 2018

Restituir los meses

Comienza el año y con ello los nuevos objetivos, las ilusiones que se apresuran en rebotar entre las sienes, promesas que apuntamos en papel para no dejarlas escapar, aunque algunas con el pasar de las semanas se emborronen.

Propuestas que llegan de una misma, de unos y de otros, algunos proyectos más “alocados”, de esos tipo logística, mirando el peso, transporte, billetes, previendo material necesario, mirando fechas, ¡mariposas en el ombligo!; otros más sencillos, mochila a los hombros, pateito y a darlo todo.

Nueva temporada, con el sacrificio que supone para algunos… familia, trabajo, estudios, tiempos y carreras para sacarle al día horas, espacio donde desconectar. Nueva etapa para retomar los planes que fueron inacabados, aquellos que aún remueven el interior con bienestar e incluso con esa mezcla de rabia y poder que se acumula al recordar aquella vía, aquel boulder, aquel paso.

Regresamos para avanzar por el basalto, a visualizar, a crear, a danzar por el risco, a sentirse pequeños entre las alturas con la inmensidad de paredes dispuestas a seducirnos. Volvemos a oler a monte, a tierra, a escuchar ese tintineo tan agradable y sutil de los cacharros, a entrenamientos, a conocer a alguno más que se suma a la escalada, a frecuentar otros sectores, a atrevernos con aquellas vías que mirábamos de soslayo, a probar aquella placa de regleta pequeña, a aquella fisura donde doblar el brazo, aquel dinámico donde no se despegan los pies.

Se abre la veda para la roca, para jugar, para comer, pernoctar, disfrutar, compartir… VIVIR.

¡Ya estamos engolosinados!, comienza el trayecto.
Tortuga.

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