lunes, 19 de enero de 2009

LA VIDA VISTA A TRAVÉS DE UNA VÍA.

4 (20)He encontrado una vía, la he visto muchas veces, la he revisado desde varias perspectivas, hoy no la toco sencillamente la tengo en mente, me tiene intranquila, no me deja dormir. Mañana vuelvo a verla para buscarle los pasos e imagino cómo sería ascender por ella, planteo los movimientos que me llevarían al siguiente empotre aunque ello me deje las manos sudorosas y un cierto temblor de pies. Tras mucho batallar, sopesar y reflexionar sobre mis posibilidades, decido que el próximo día la intentaré, voy a arriesgar y me preparo mentalmente, si no pruebo no sé si seré capaz. Regreso al par de días, esta vía no se evapora de las sienes, sigue complicándome la forma de ver el futuro, y me crea el conflicto de olvidarme de esa preciosa vía o atacarla y ver qué pasa,

Tres alternativas, elige:

3 Aproximación

A)

¡¡probaré!!, sí, e optado por hincarle los dedos; de hoy no pasa, estoy decidida y eso es ya dar un gran paso. Ando aún en el suelo y los suspiros se pierden en la grieta, tengo miedo, sé que va a ser duro, voy a sufrir y mi compañero también va a sentir el dolor, pero es mi elección y debo llevarla a cabo con decisión y convencida de que va a ser lo mejor para mi e incluso para la cordada, me ha llevado su tiempo mirar la fisura y hacer que retumbara en mi cabeza un “sí puedo”, ahora estoy frente a ella y me la repito creyendo en lo que digo. Me aproximo, le hablo, me oigo, la acaricio y avanzo, introduzco la mano y empotro, nunca he hecho una fisura y se acelera el corazón, uf, uf, respiro, encajo la otra mano, por un momento no puedo ni escuchar lo que me dice la roca, la mano parece deslizarse y vuelvo a insertarla con más seguridad, ahí, ahora sí, me impulsan los pies que conectan con lo que encuentran, puedo llegar a dar rodeos sin ver las evidentes regletas que aunque pequeñas ayudarían a avanzar. Estoy asustada, prosigo coleccionando rigidez, los brazos acumulan adrenalina, debo aprovechar los reposos, marcar la respiración para dejar las tensiones en la piedra. Meto el friend, lo reviso, paso la cuerda y me vuelvo a sentir segura, firme para seguir charlando aunque la cuerda haya temblado entre mis dientes, ahora puedo reanudar el diálogo tras pasar ese momento en el que el nudo en la garganta se encaja y arremete para hacerte temblar. Persisto alojando los dedos para agarrarme y subo, estoy subiendo y estoy conmigo misma en esta soledad que se aproxima sin cuerdas para divisar el mañana. Llegar a la reunión supone el ritual de despedida y con ello evaporar con el tiempo los arañazos que la roca ha dejado en la piel, seguir los amaneceres a cualquier altura, verme de nuevo pisando tierra y saber que soy capaz de elegir la vía correcta para buscar un porcentaje de felicidad junto a la soledad dura y tierna de unas paredes que bien podrían ser mi casa.

4 (31)

B)

pero vuelvo a mirarla y se me hace difícil pensar que yo pueda ser capaz de subir esa fisura a pesar de tener ese grado consolidado o por lo menos eso me dicen, pero esta línea en la pared me asusta, miedo a un recorrido en el que tendré que sufrir, llorar, no quiero, es un largo difícil de proteger aunque tenga todo el material de clásica colgado al arnés. Camino hacia atrás, prefiero pensar que nunca llegué a verla y ocultarme entre los matorrales y observarla en la distancia, sencillamente pasó por mi mente como un sueño que volverá irremediablemente a aparecer, pero ¡¡no puedo escalar esa vía!! es mucho para mi, prefiero optar por no subirla para que el dolor ni tan siquiera me roce, no toque a nadie con mis desvelos y andar con la misma sintonía de palpar sólo aquello que ya conozco. Pensé estar preparada pues la elección fue meditada, pero al querer ejecutarla me lié con las cuerdas y huí. Olvidaré que existió esa ilusión de ver más allá de una reunión y volveré a la deportiva que aunque tiene sus riesgos sólo tengo que chapar y seguir, no necesito dialogar con la montaña.

4 (7)

C)

busco los pies de gato decidida a intentarla, me calzo confiada en que lo voy a conseguir aunque por instantes aparece la desconfianza que parece pegarse a los hombros, me ato y me enfrento a la fisura, hinco la mano y apreto el puño, asciendo con cautela compartiendo sentimientos, ideas, meto un fisurero para sentirme segura y vuelvo a encaramarme a la grieta y cuando estoy en el paso clave, de pronto algo interrumpe la concentración la mano se desliza y todo salta, caigo sin violencia, pero caigo, me asusto, tiemblo y vuelvo a estar en las mismas, ¿qué elegir? opción A u opción B.

Alternativas que podrían ampliarse. Cada uno que DSC05222encuentre la suya a pie de la VIdA.

Tortuga

4 comentarios:

Unknown dijo...

Buenas, la verdad que no se ve muy bien la foto, pero:
¿Es en el Roque de Enmedio?
¿La fisura toda guapa que sube en curva hacia la izquierda que está como si fueras para la directa rusa pero antes de llegar?
Si es esa está muy bonita, yo ya le eché el ojo también cuando fui por ahí; así que sólo puedo animarte y dale caña.

¿Sabes si es la "peta de coco" o la otra vía que hay en el roque?
¿O no es ninguna de las que hay ya abiertas?

Saludos y suerte.

Anónimo dijo...

Calibrar la soledad es muy complicado a la par que dificil.
los friends solo funcionan en roca, no van bien en la vida real, no agarran en sentimientos, ni en miedos
En la montaña como en la vida hay vias imaginarias que no se pueden hacer porque, simplemente, no se pueden... , lo único, buscar largos alternativos, que nunca, nunca son tan majestuososo como el que se penso. Siempre lucharás contra el recuerdo de como hubiese sido escalar la vía por donde tu te hubieses imaginado.
Escalar y nunca mirar atrás, si has de caer que sea rápido y el golpe seco.
Bonito post, sólo le falta un conejo saltando entre los matorrales

Anónimo dijo...

Me imaginaba que escalar era algo así como tú cuentas: una metáfora de la vida. Pero no lo había escuchado, no te había oído; ahora entiendo por qué puede gustar tanto, además de lo físico hay todo un encuentro personal, ¡qué bonito! Me alegra constatar que no te rindes, que sigues desafiando la roca, como desafías la vida misma; parece que las fisuras sirven para avanzar... Recuerda que estamos abajo, viéndote subir,...cuenta con nosotras.

Anónimo dijo...

Joder, pero si sabes hablar de la vida misma con arné y todo, y yo con mis pies tocando el suelo todo el rato, siempre sobre seguro, tendré que aprender a volar o a por lo menos saltar.
I.