Roque Cano, vamos a morir.

Situado en el margen derecho del barranco de Vallehermoso, cerca de su desembocadura, en la isla de la Gomera. Este pitón fonolítico de origen volcánico se levanta majestuoso para saludar a caminantes, viajeros, montañeros y a todo aquel que se acerca a contemplar su grandeza.

Las últimas erupciones volcánicas producidas sobre el nivel del mar se reanudaron hace unos 10 millones de  años  dando lugar a  la otra gran unidad geológica de la  isla, la de las series volcánicas. Esta unidad esta constituida por apilamientos de lava de gran espesor y  conos  volcánicos basálticos da lugar a dos capas o series, para entendernos la inferior  más antigua y la superior u horizontal más moderna.  Los apilamientos de lava de estas series fueron posteriormente atravesadas por grandes masas de magma, que al enfriar en profundidad, dieron lugar a domos de roca fonolítica de formas muy variadas. La erosión ha dejado al descubierto estas estructuras subterráneas, que al ser más duras que los materiales circundantes, quedan resaltadas en el paisaje, formando los impresionantes roques, como los de Agando, Ojila, la Zarcita, Roque Cano, Los Órganos y La Fortaleza.

Resumiendo  y para entendernos. El Roque Cano es “un tonique” enorme y muy viejo, un imán para gentes de espíritu volátil y amantes de lo vertical.

Los guanches ya lo subían y en las mentes de los más ancianos del lugar navega una  leyenda  que data de aquellos tiempos cuando Achaman vivía solo y moraba  en las montañas más altas.

También los escaladores han arañado sus paredes intentando vencer al gigante por todas sus  caras.  Rutas emblemáticas  que conforman una parte de la historia de la escalada en Canarias…