lunes, 25 de marzo de 2013

¿Esta no es la Bizochi?

¡Va a ser por aquí! El sábado tomó un cambio repentino, la tapa, el caldero y muchos  más se acercaban al Teide para escalar.

El objetivo era algo ya realizado, una vía solo para disfrutar, así que una vez organizados arrancamos hacia el cielo, en su defecto el parque nacional, para una vez allí acercarnos a la “Bizochi”

La vía en cuestión estaba ocupada, había que esperar… pero esto duró poco. Mirando a la izquierda observaron la posibilidad de subir por el costado de la placa grande, así que después de valorarlo, se cambió el itinerario.

 

Saltándonos un largo, más que nada por no volver a bajar, arrancamos hacia arriba.

Salida o entrada, según se mire A ver miren aquí

En líneas generales la roca es bastante buena, siempre claro está, con zonas de piedras sueltas, no hay que olvidar donde estamos.

Pasitos de techo Pasito de techoII

Brisita cumbrera Anclado en la última reunión alguien me da una máster class de cómo sacar link Cam atascado, perseverancia, observación y paciencia. Prácticamente como en la vida misma.

La suave brisa que nos acompañaba hizo que saliéramos zumbando de la cumbre para evitar volar como una cometa.La expedición de retorno.

El “espolón de los Ginebrinos” nos saludó a golpe de ráfaga y el pateo nos dejó en la salida de la Cresta del Gallo.

En un lugar resguardado, se probaron las delicias de la tierra, sardinas pitingo y chuchería varias, ¡como debe  ser!

Super Tomás.

 

Último largo.

El último largo me tocó a mí y no porque yo lo dijese, ni porque saliera a sorteo. Anclado en los límites que mi mente  impone y mi cuerpo predispone, las extrañas circunstancia que la vida me va lanzando a la cara, hacen que mí humor  y mi actitud sean como esas ráfagas caprichosas que forman remolinos, donde a veces no se puede ni hablar porque el viento te impide hasta pensar.

Alguien tomó la iniciativa, ¡ Te toca a ti! Yo obedecí. Indeciso llegue a cumbre, pensando en la escalada y en más cosas. Despejado de  haber descansado mi mente.

lunes, 18 de marzo de 2013

Aromas de metal

Pues sip, ya hay dos vías abiertas en artificial en Ifonche “Al lado de Pedro” y “Me la juego al dos

Losl amigos visitaban la zona por primera vez y el caballerovenía guerrero, con sus casi 25 clavos (bastante menos) y muchas ganas de hacer algo, se puso a ello. Me la juego al dos

Emulando a Salathé, en la medida de sus posibilidades, fue ascendiendo hasta conseguir una simpática línea entre fisurillas descompuestas.  Montse en la base  hacía acopio de paciencia, es lo que tienen estas cosas…

 

La Tortuga, toda determinación, llegó y subió abriendo también y cumpliendo sus expectativas. Saliendo desde unos pasitos de techo, remontó la pared justo a la izquierda de Pedro.

Al lado de Pedro Remontando un pequeño desplomillo.

Fisureros, clavos y friends fueron encontrando ubicación en una fisura algo húmeda en su base debido a las lluvias, pero que al ir remontando daba muchísimo juego.

Día de bizcocho, de recetas e ingredientes secretos, día de niebla donde saludar a gente desconocida, que ya no lo es. Día también de alegrarse por los amigos e incluso de congelar carne por la falta de algunos, pero bueno es lo que tienen estas cosas.

 Pedro? Salathé? 2013? 1947? Quién sabe

Aunque no lo parezca, antes de subir estaba afeitado, pero ya se sabe el artificial es lento y trabajoso.

Por momentos nos transportó a otra época donde lo que primaba era otro estilo, bota dura, clavos ¡ Qué  tiempos!

 

Probando Dordoka

 

 

 

Hasta tiempo hubo, para que algun@s probaran “Dordoka

martes, 5 de marzo de 2013

Shinga Wall. Pateo por Anaga

El tiempo asecha La mañana se había levantado algo arisca, el tiempo mezcla de sensaciones mostraba su cara más díscola, ráfagas de viento, cielo encapotado, frio.

La expedición preparó los pertrechos para la búsqueda de la que ellos llamaban Shinga Wall.

Desconocían bastante, así que una mezcla de material donde los chubasqueros también tomaban importancia ocupaban sus mochilas. Sus mentes incrédulas tenían la extraña sensación de que aquello no les llevaría más de un rato, coser y cantar pensaban. Un fisco de pared, un agradable paseo y vuelta a calor del coche.

Mientras, el promotor de la expedición reía entre dientes. Él sabía que no sería tan sencillo.

Barranco Valleseco Carteles, pa´que?

Una vez preparados partieron siguiendo el sendero, primero hacia arriba para luego enfilar el barranco acariciando su cauce.

Insertidumbre o bagancia ¡vete a saber! Los expertos oteaban las paredes, acechaban en todos los recodos intentando descubrir dónde estaría el paso que les abriera la puerta a la otra vertiente de la formación montañosa que encima de ellos, los vigilaba implacable.

Llegado un punto, las fuerzas y el hambre empezaban a avisar para un descanso inmediato, así que al abrigo del camino hicieron una parada, había que retomar fuerzas, volver a observar la montaña, intentar orientarse, analizar minuciosamente sus paredes. En pocas palabras encontrar el paso hacia la Shinga Wall.

Después de no pocas discusiones, la expedición decidió retroceder sobre sus pasos e intentar ¡Pa´rriba! cruzar al otro lado. Pero la subida se tornó tediosa, agotadora y cruel con algunos de los integrantes. Viéndose ya desprotegidos y ante la incertidumbre  intentaban recolectar todo tipo de frutos y raíces por si la noche y el frío intenso hiciera acto de presencia y no con buenas intensiones.

Recolectando.

Habían pasado unas horas cuando los montañeros empezaron a sucumbir a la Shinga Wall, tirones y agotamiento que imposibilitaba la marcha normal del grupo hizo incluso, que algunos de ellos comenzaran a divagar, no podía ser mal de altura, nuestro técnico en nuevas tecnologías  nos informaba de la altitud. Estaba claro, la Shinga Wall cobraba tributo a los incautos que osaban penetrar en sus dominios.La locura hizo mella

Arrastrando sus bastones como almas en pena, intentando llegar a la seguridad del coche.

La Shinga Wall había hablado.

 

Desandar el camino, bajo la mirada de aquel que siempre supo que no sería tan sencillo, que la Shinga Wall, cobraría su peaje.

Este lo equipo RobertLos idílicos paisajes embriagaron sus mentes y generaron falsas expectativas de facilidad, pero la Shinga no permite que se rían de ella.

A duras penas consiguieron llegar vencidos y derrotados a la tranquilidad del coche. El  fracaso se vislumbró en pocas palabras.

El camino. Componente de baja

 

- Joder, si hubiésemos ido por donde yo dije.

- Ya, una mier… Por ahí no llegamos ni de coña.

- Que noooo! Eso era pa´bajo, coño.

- Para abajo, a ver  organización, que era a buscar la pared, no ir a darnos un baño a las Teresitas.

- ¿Cuándo comemos?