Remanso de Paz.

Pues al final, como son las cosas, acabamos en el Teide, con alerta amarilla y todo. Una vez allí, pues, entre esto y aquello acabamos subiendo la Superbazochi. Eso sí antes la tortuga mayor realizo funciones de guía turística e incluso nos gozamos una sesión fotográfica con acordeón incluido.

Una vía sin mucha complicación, con una serie de largos muy bonitos y con buenas vistas, vamos un remanso de paz. Ideal para las tortugas.

 

 

Una vez en la base y con el croquis olvidado en el coche, como casi siempre, fuimos subiendo largo tras largo en una de las escaladas más relajadas que hemos tenido. Eso si de vez en cuando nos venía a la cabeza la bajada, la cual no teníamos muy claro, pero bueno ya nos preocuparíamos al llegar a cumbre.

La vía discurre por buena roca, con agarres guapos, exceptuando el final donde reinaban los bloques sueltos y como diría nuestro amigo de la isla de enfrente hay que subir bastante fino.

Todos los largos estaban equipados con reuniones, aunque en el último faltaba un cáncamo, no sabemos si algún amigo de lo ajeno se lo llevaría de recuerdo.

 

En cumbre recogimos la ferralla doblamos las cuerdas y un poco a la de dios, con algunos indicaciones que Javi nos había dejado.

 

 

Primero un destrepe sencillo por un camino de cabras, luego una pequeña travesía bautizada como “aquí no te caigas, que no bajo a buscarte” y por último una trepada, que podría ser un III, sencilla pero hay que estar al loro. Todo esto siempre a la derecha, hasta llegar a la cima desde donde se ve el sendero de los Roques que lleva al parking.

 

Durante la vía se puede ver algún clavo y alguna chapa aquí y allá de las vías paralelas a ellas. Todas en perfecto estado.

 

 

 

 

Ahora solo queda volver para repetir la subida, una por la derecha y otra por la izquierda.

 

Pocas veces la tranquilidad se ha adueñado de nosotros como en esta ocasión, fue un ejercicio de relajación de los mejores que hemos tenido, esto en gran parte se debe al compañero de cordada y a la fe ciega que se tienen. Risas, chocolatinas y tabaquito de cumbre marca de la casa. Todo ello cuajado de atardecer naranja que nos regalaba el cielo en medio de nuevos planes.

- ¡La rosales, tenemos que subir la rosales!

- ¡Vale pero y la normal del Figueroa, que hacemos! ¡Habrá que llevar café!

- ¡Coño no te olvides del “Topo”!

- ¡Acuérdate en algún momento habrá que besar la virgen y darle un trago al vino del marqués!

Se nos olvidaba el croquis, que como siempre puede tener alguna variación debido a nuestro extraño sentido de la orientación.