martes, 9 de febrero de 2010

Bajo su sombra.

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Me atrapa el aire que derrocha la sombra de la montaña, que sabe de erizar la piel y agrietar los labios, resuena su agitar transparente por mis orejas que inevitablemente me incita a subir la cremallera de esta chaqueta hasta el cuello. Me encojo entre las rocas y froto las manos en espera de saborear el caldo que ya empieza a burbujear.

La noche se desliza por la pendiente cubriendo el paisaje que fue anhelo del día, se apagan los sonidos, el tintineo del material ha parado hace horas, quedan los pensamientos aferrados a una pared y desplegados en su cumbre. No queda luz, es ese momento en que las imágenes comienzan a proyectarse por el iris y dejan la sonrisa pintada en el rostro, de encontrar el por qué de andar por estas alturas, de esa sensación de bienestar a pesar de la dureza de algunos momentos, esa adrenalina que se escapa y se vuelve a retomar como energía para seguir batallando por cada fisura, por cada desplome que nos impone la vida, del riesgo que conlleva cada paso, de estas palpitaciones generadas sencillamente al pasear un rato por la felicidad.estrellas1

Las estrellas se despliegan acercando remolinos blancos como lienzo pintado por Van Gogh. Es de noche, la oscuridad lo envuelve todo, pero yo sigo viendo luz, aún queda calor en mi cuerpo.

Tortuga

1 comentario:

Guzman dijo...

encuentro de bloque en Mogan 13 de marzo.