No es escalar, ni siquiera intentarlo. Es buscar la tranquilidad a la orilla de su sombra. Sentir el suave desplazar del gris que el suelo refleja.
Vislumbrar a lo lejos un macizo donde extraer la piedra de esa cantera de imaginación y así levantar un muro, el de la certeza y el sosiego.
“El vacio que deja el miedo en el corazón siempre es más pequeño que el dejado por la soledad en el alma”
7 comentarios:
"No me llames Naranjo, que yo fruto no puedo dar, llámame Picu Urriellu, que es mi nombre natural"
Otra aventura más, cuidado por esas tierras lejanas y ya saben tortugas, sino lo ven claro " a tomar por c..."
Suerte.
Gracias "Sherpa", con tus limcan estaremos recordándote en cada fisura, bueno si las encontramos, je,je.
¡Fuas, fuas, sal de mi cuerpo!
Un escachón.
Tortuga.
Suerte tortugas!... y no se embarquen en la entrada de la vía.
Mejor que se marchen una temporada porque en Tabares les están buscando como complices del intento de romper la tuberia tirando piedras en la pared del pozo.
Tienen una foto de un casco conocido escondido detrás de un cardón...
BUENASSSSS
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