jueves, 9 de junio de 2016

El Maharajá Chino. Voytek Kurtyka. II


Mirando un poco hacia atrás, comentamos nuestra curiosidad sobre los últimos Piolet de Oro y siguiendo en esa línea, al tiempo que sucumbimos a “Escaladores por la libertad” de Bernadette Mcdonald, también lo hicimos por éste otro El Maharajá Chino de Voytek Kurtyka.
Kurtyka nos invita a viajar, pero a su interior, para mostrarnos a tumba abierta como se suele decir, sus deseos, sus miedos, sus anhelos, todo ello dando forma a una vía y a un tipo de escalada concreto, el solo integral.
El protagonista nos disecciona su alma y sus pensamientos cambiando de registro como si de universos paralelos se tratase. Salpicado de vivencias y  de realidades tanto como de temores nos hace participes de un viaje a su interior.
Como muy bien se especifica en su contraportada no es la típica descripción de la vía con sus agarres, sus pasos claves y sus zonas de descanso. En este caso va más allá ahondando en su yo interior, su paz truncada por el extraño e incontrolable deseo de ascenderla y su miedo a no poder, a caer, además de analizar su entorno y la influencia que este le provoca, todo ello combinado con pinceladas de realidad cotidiana.
Un poco más denso a la hora de leer que el anteriormente comentado (Escaladores por la libertad) hay que saber zambullirse en los pensamientos de Voytek donde usando como hilo conductor una vía de escalada situada en una escuela polaca conocida popularmente como “Bolecho” se enfrenta a su pasión y muchas veces a su obsesión, todo ello cual guion de cine.

Penetrar en las causas de nuestras pasiones y en los riesgos y consecuencias que pueden acarrear es un ejercicio sano, pero complicado. Voytek intenta desnudarse así mismo para poder ascender ligero como el viento.

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