lunes, 23 de marzo de 2015

Una llamada

Recibí una llamada y despertó en mí, la decisión de seguir y continuar avanzando, declarando las sensaciones que se habían acomodado y desmotivado para hacer de los pensamientos un susurro entre letras, quizás desordenadas, pero añadiendo el timbre de la ilusión.

Han ido pasando los meses y en estas sienes se picos de europa amanecerintroducen esas dos semanas definidas para verano y se me antoja ver imágenes aún sin ser reales, casi que las puedo palpar con el iris y se desvían los labios formando una ligera sonrisa. Retratos que adquieren altura, paredes inmensas dentro de mi inmensidad, donde perder la noción del tiempo de todo lo que se quiere desplazar hacia los lados para marchar entre cuerdas y cordadas, entre amigos, entre anécdotas y cuentos, de vías, de movimientos, de mochilas cuajaditas de peso, pero también con la hermosa carga de atisbar alientos y suspiros por lo conseguido sin ni siquiera llegar a cumbre. Yo ya he comenzado mi viaje, mi disfrute personal, entrenamientos que parecen dibujar algo de más fuerza en la vertical, de seguridad entre regletas y fisuras, apretando, contando vías, abriendo la visión a mi ingenuo mundo donde seguir creciendo con las personas que saben desbordar los caminos con palabras tiernas, y saben transmitir la elegancia de hacerte vibrar con la vida .

Queda en mi mirada aquellos que existen y no puedo llevarme, pero saben de nuestros quereres y se me anudan a las manos.

Recibí una llamada a la hora del almuerzo, totalmente inesperada y cuánta alegría al ver su imagen en la pantalla de mi móvil. Mil gracias motivador.

 

Tortuga.

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