Algunos días atrás nos decidimos a subir a la Catedral. Ese
roque que engancha, una vez que lo conoces siempre acabas volviendo. Su llamada
invisible te toca el corazón y te hace regresar.
Divididos en dos cordadas nos dispusimos para subir por su
lomo y respirar el aire de su cumbre.
Después de un par de buenas horas habíamos atesorado unas
diez vías en total entre las dos cordadas. Todas las realizadas fueron
repeticiones así que escalábamos por terreno conocido y nos dimos cuenta que
pese a no estar en la mejor forma, algunos pasos nos resultaban más cómodos que
la última vez, esto suele pasar con vías que ya conoces además de tener la
cabeza un poco mejor amueblada que la última vez, pero solo un poco.
La escalada en sí tuvo todos los ingredientes habituales
miedo, calor, pasos que te hacen
pensar, cacharros que se atascan,
reuniones que te saltas porque no te acuerdas donde se montó la última vez,
algún largo que ni te acuerdas por donde era, alguna moto que no te deja ni
moverte, lo típico. Aún así salimos victoriosos
de todos los follones. Si acaso un poco coñazo tanto rapel, pero bueno
vienen con el paquete.
Como siempre y debido a que llevamos un poco de prisa, el tema de las fotografías no lo llevamos muy bien, aunque estamos en el camino de mejorar. Quitando "eso" el resto estupendo.
Nos sorprendió la gran cantidad de turistas que se acercan a los miradores, guaguas y guaguas entrando y saliendo del parking. Turistas bajando, fotografiando y regresando a sus asientos imaginamos que para continuar con su periplo.
Colillas, drones, todo cabe, en el aparcamiento y sus aledaños.
Siempre es bueno llevar alguna moneda para Caronte, nunca se
sabe cuándo tendrás que pagar al barquero, pero esto no significa que se tenga
que llamarlo a gritos. Tener las cosas algo controladas es condición
fundamental, reuniones bien montadas en rocas que no estén sueltas, prestar
atención al reverso y a las cuerdas, ver el lugar idóneo donde colocar un
cacharrito y todas esas cosas que vienen de serie en actividades de este tipo.
Insensatez según la Rae se define como la falta de sentido o
de razón, dicho o hecho insensato. Esto no es una buena política en montaña
porque te puede acarrear desde un susto hasta algo mayor. Así que aprovecho y
recuerdo una regla básica y fundamental (evidentemente no es la única) siempre
hay que estar pendiente de las piedras sueltas que pueden caer arrastradas por la
cuerda o empujadas sin querer por nosotros o por cualquier otra causa. La
seguridad de la cordada propia o de otras que se encuentren en la línea de
caída, e incluso la seguridad de caminantes y curiosos que puedan estar por la
base del roque así lo requiere. También es fundamental no solo el prestar
atención sino el alertar al resto de cordadas que estén en el roque las veamos
o no, porque nunca sabemos si debajo de nosotros hay más gente escalando o si
en la base o alrededores caminantes despistados.
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