Este finde tocaba visitar Anaga, viejos conocidos. Así que un pequeño grupo nos dirigimos a esos maravillosos roques el de Enmedio y Las Ánimas, con intenciones de subir algunos de sus itinerarios, recordar algunos pasos y ver que tal estaban las vías.
La combinación del Capitán Memo y el Diedro Cuarenta sigue siendo una escalada espléndida con un diedro muy juguetón y una placa en el primer largo que te despierta tempranito para que aguantes el día. Sus clavos siguen siendo testigos mudos de las cordadas que por allí ascienden aunque de su seguridad debida al óxido mejor no hablar. Menos mal que se puede meter alguna cosilla si se rebusca un poco para solventar el asunto.
La Directa Rusa está como la recordábamos, alegrita, pero dejándose querer siempre. Aquí las reuniones fueron reequipadas, pero los parabolts no y sobre todo en la parte de arriba se va notando el paso del tiempo. Para terminar la jornada lo mejor rapelar por el morro del roque y bajar a las Placas Negras para hacer una extraña combinación, por chapas y travesía, quedando justo en el primer rápel de Los Dragos y bajar nuevamente al coche.
El resto de cordadas también tuvieron lo suyo repitiendo la Directa Rusa, la Ultrasur, la Peta de Coco, la Esencia de Tume-qué para unos y la Shinga, Directa Rusa y Placas Negras otros. Como se puede apreciar hubo fiesta para todo el mundo, sobre todo al final, donde una de las cordadas en uno de esos extraños sucesos que no pasan nunca y que sólo se leen en los libros, en uno de los lances en la esencia un piro hizo que el mosquetón de la exprés se hundiera en la cuerda rompiendo la funda y dejando el fino trenzado del alma vagando al viento.
De hecho todavía hay que preguntar más, cosas de la seguridad.
En total unos pocos metros y mucha diversión, cosas que tienen estos roques tan queridos por los escaladores tinerfeños.
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